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POR UN MUNDO DIFERENTE

“El Legado económico del PP”, Por Alfredo.

La mayoría de los medios coinciden siempre en que el PP hizo una buena política económica y para sostenerlo analizan el cuadro macroeconómico de aquellos años. La economía española creció por encima de la media europea, desde el 97 al 2000 se creció por encima del 4% del PIB anual, pero a partir de la crisis del 2001, la economía pierde fuerza con tasas de crecimiento de un 2% del PIB.
Del déficit del 5% del PIB del 96 se pasó a un déficit cero. Se rebajó la deuda pública, se cumplió el tratado de Maastrich y la tasa de paro pasó del 22% que había en el 96, al 11%.
A mi parecer, cinco son los factores que han favorecido de forma decisiva ese cuadro macroeconómico. En primer lugar, cuando llegó Aznar en 1996, el entonces ministro de Economía, Solbes, había realizado los cambios estructurales necesarios para que el país estuviera en la rampa de lanzamiento de un fuerte crecimiento. Partiendo de esta base y coincidiendo con el surgimiento de un excelente momento de la economía internacional, el PP se dejó llevar.
La aportación de la UE a España, a través de los diferentes fondos, fue muy importante, rondando los 50.000 millones de euros durante los ocho años de Aznar, lo que significaba más de un 1% del PIB anual en cada uno de sus ocho años de gestión. A esto hay que añadir los ingresos provenientes de las privatizaciones de las empresas públicas durante sus dos legislaturas que alcanzaron más de 33.500 millones de euros. Como vemos son aportaciones importantísimas y difícilmente repetibles.
Además de estos tres factores expuestos, hay que añadir dos más, por un lado, el aumento de la población en más de dos millones y medio de habitantes provenientes de la inmigración que ha provocado un dinamismo económico importante. El otro hecho transcendental es la bajada de los tipos de interés, consecuencia de nuestra entrada en la UE y la participación en el euro, que hizo que disminuyesen en siete puntos los tipos de interés, el punto más bajo de nuestra historia económica, tres puntos más bajos que lo que sería necesario por nuestra inflación, contribuyendo activamente en los dos sectores que durante el gobierno del PP han dinamizado la economía, el consumo y la construcción.
Como podemos comprobar han sido factores exteriores, no provocados por el gobierno de Aznar, lo que han permitido este crecimiento económico en nuestro país, en un marco internacional que al principio fue favorable pero que en los tres últimos años se ha complicado.
Hemos vivido una etapa de crecimiento inducido, artificialmente, por unos tipos de interés que son adecuados para estimular las economías como las francesa o la alemana, pero excesivamente bajos para España. El resultado fue la burbuja inmobiliaria y un aumento desordenado del consumo.
Podemos decir que la política del PP en los últimos años consistió en cebar la demanda interna con hipotecas, vivienda y consumo pero no invirtiendo en tecnología, ni en formación, que es nuestro futuro. De ahí que se pueda poner en duda el legado económico del PP, que ha mirado siempre a corto plazo, pero sin una perspectiva económica a medio y largo plazo, que nos va a llevar a momentos económicos bastante complicados. Los productos españoles tienen dificultades en Europa debido al desinterés del gobierno popular por dotarles de capital tecnológico. Esto está en el origen de la deslocalización de inversiones industriales que no es compensado con productos de alto valor añadido por carecer de ellos.
La industria ha sido la gran perdedora en la política del PP. Ahora estamos empezando a pagar estos costes. El problema radica en que hay muy poco margen para la rectificación por lo que será el PSOE quien deberá hacer frente a esta situación. Una vez más somos los trabajadores los paganos por esta política irresponsable. Así se pueden entender las palabras de Rajoy cuando decía “que la productividad era un invento de los técnicos”. Las consecuencias ya están a la vista: deslocalización industrial, pérdida de competitividad, falta de avances en el protocolo de Kyoto y pérdida de tejido industrial. Ya no podemos competir en productos que requieran mano de obra barata, pero tampoco en productos de alto valor añadido, ese es el gran drama y el precio a pagar por aquella política económica.
Nuestra balanza por cuenta corriente va mal y retrocede el interés de la inversión extranjera por instalarse en España. Recordemos que la misma es el mejor medio para financiar las necesidades de inversión de un país.
Se han hecho tres reformas fiscales, donde el tipo máximo pasó del 56% al 45%, es decir, se han rebajado 11 puntos a las grandes fortunas del país. Las plusvalías han visto reducirse su tributación del 45% al 15%. Así el 1% de los contribuyentes de las rentas más altas han concentrado el 20% de las rebajas tributarias. Mientras que los que ganan menos de 8.000 euros al año no han tenido ninguna ventaja fiscal. Se podría decir que Aznar fue “el Robin Hood de los ricos”, quitó a los pobres para dárselos a los ricos.
La otra cara de esta política es la reducción de los gastos sociales, pasando del 24% al 19% del PIB. Ocupamos el penúltimo lugar de la UE en gasto social. El gasto en educación ha pasado del 5,5% del PIB de 1996 al 4,4% en el 2003. A pesar del discurso de ayuda a la familia, ocupamos el último lugar europeo con el 0,5% del PIB, cuatro veces menos que la media europeas que es del 2%.
Puede decirse que se han desaprovechado años de bajos intereses, fácil endeudamiento y crecimiento del empleo gracias a la elevada tasa de temporalidad. El legado económico de Aznar no ha sido bueno y la labor del PSOE va a ser difícil y complicada.
No va a tener recursos procedentes de las privatizaciones, los fondos estructurales europeos van a disminuir drásticamente, los tipos de interés ya prácticamente no van a reducirse desde su nivel actual y nos encontramos con una economía muy desequilibrada y con un atraso competitivo y tecnológico evidente. Queda claro que el ciclo económico de Aznar ha terminado, como dice el presidente del Banco de España, por ser ya insostenible.

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