EE UU juega a la ruleta con la atención sanitaria
El Estado de Oregón sortea 7.000 seguros médicos entre 90.000 personas DAVID ALANDETE - Washington - 21/04/2008 El Estado de Oregón ha organizado una nueva lotería. Como en todos los sorteos, habrá papeletas, concursantes y un premio. Pero esta vez lo que se rifa es un beneficio muy valioso en un país en el que 45 millones de personas no tienen cobertura sanitaria: un seguro médico. El gobierno estatal está analizando las más de 90.000 solicitudes recibidas con el objetivo de filtrar para el sorteo final a aquellos ciudadanos que se encuentran en el limbo sanitario en el que han quedado atrapados tantos norteamericanos: demasiado pobres para poder pagar un seguro privado y demasiado ricos como para inscribirse en la red de beneficencia. En total, unas 600.000 personas carecen de seguro en Oregón. De ellas, 130.000 se encuentran en la situación de no ser oficialmente pobres y, a la vez, d no poder pagar los 200 dólares (126 euros) media que puede costar un seguro individual. El Estado sólo tiene dinero para pagar la cobertura a unos 7.000 ciudadanos. A finales de 2007, la gran duda de las autoridades sanitarias fue: "¿A quién elegir y cómo hacerlo?" Jim Edge, el director regional de Medicaid, el programa sanitario de beneficencia de EE UU, pactó con las ONG y los colectivos médicos que una lotería podría solucionar este problema sin originar reticencias. EE UU es un país en el que no existe la sanidad pública. Tampoco es obligatorio contar con un seguro médico individual o familiar. Normalmente, los empleados lo obtienen a través de su empresa, que les suele descontar parte de su coste de la nómina. Pero los pagos no acaban ahí. Algunas compañías médicas pagan sólo un tanto por ciento de cada visita al doctor, dejando al paciente con la carga de un pago adicional a las cotas mensuales. Un informe del sindicato AFL-CIO elaborado este año, revelaba que un tercio de los 26.000 encuestados sobrevive sin seguro médico por considerarlo demasiado caro. Una visita al doctor suele costar unos 160 dólares (100 euros). Los ciudadanos sin seguro prefieren esperar a estar realmente graves y, al final, un 20% admite que su fuente única de atención médica son las consultas de urgencias de los hospitales, según datos del grupo National Coalition on Health Care. Por ley, los hospitales no se pueden negar a atender a nadie que entre por urgencias.
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