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POR UN MUNDO DIFERENTE

Ecología y Medio ambiente

Una nueva tienda de oportunidades en Salamanca

Acaba de abrir sus puertas un nuevo concepto de tienda anti crisis en Salamanca. Kambia(paseo de Carmelitas) es una tienda de oportunidades en ropa, complementos, libros y cuadros. Se trata de ofrecer moda económica y sostenible, ya que puedes encontrar camisetas desde 1 euro y el precio máximo de los artículos es de 50 euros. 

Te ofrecen ropa de tiendas muy conocidas, prendas de segunda mano o prendas totalmente nuevas a precios muy reducidos.

Además en Kambia tú puedes llevar la ropa que ya no te pones o que ni siquiera has estrenado, te la pesan y con el numero de kilos que aportes te harán un 30% de descuento a la hora de comprar allí.

Puedes encontrar prendas de esta temporada, de la temporada pasada o si quieres darle un aire vintage a tu armario, algunas prendas de hace mas de 10 años pero todas en perfecto estado.

Aparte de todo esto te ofrecen originales complementos elaborados con materiales reciclados. Puedes ver algunas de las prendas de su catálogo a través de facebook.

La pregunta es: ¿A qué esperas para Kambiar?

http://www.youtube.com/watch?v=sgqbIfgx8EE&feature=youtu.be

Alimentos ecológicos para todos: sí es posible

Hace tiempo que los expertos del mundo entero se cuestionan si se podría alimentar a la población mediante cultivos exclusivamente ecológicos. La asociación alemana de productores ecológicos Bioland ha publicado un estudio que demuestra que se podría llevar a cabo una conversión absoluta del país, pero que esta requeriría la colaboración de todos los ciudadanos.

Para poder producir la misma cantidad de alimentos que sus equivalentes convencionales, los cultivos ecológicos requieren mucha más superficie. Debido a que no utilizan abonos ni pesticidas químicos, para lograr la misma rentabilidad los cultivos ecológicos requieren una media de un 69% más de superficie de cultivo. Así lo afirma el estudio llevado a cabo por el “Instituto de Estudios Económicos en la Ecología” (IÖW), según el cual, debido a la gran densidad de población de Alemania, no es posible llevar a cabo una conversión absoluta a la agricultura ecológica.

Sin embargo, la asociación Bioland no opina lo mismo: el motivo de que se requiera tanta superficie es la gran cantidad de carne que se consume en Alemania. Para producir una caloría de carne se necesitan, según el tipo de animal y la forma de producción, de tres a 15 calorías de trigo o soja en alimento para el ganado. El 60% de la superficie agraria se dedica actualmente a la producción de alimento para el ganado. Según Bioland, si los alemanes redujeran su consumo de carne en un cuarto, se liberarían 2,1 millones de hectáreas de superficie agrícola, que podría utilizarse para el cultivo ecológico. Si la población alemana redujera su consumo de carne a la mitad, lo cual mejoraría la salud, según advierte la Asociación Alemana de Estudios sobre Nutricionales (Deutsche Gesellschaft für Ernährung e. V.), se liberarían más de cuatro millones de hectáreas, más que suficiente para hacer de Alemania un país de cultivo ecológico.

Ya que es poco probable que los alemanes modifiquen sus hábitos alimenticios de forma tan radical a corto plazo, la organización Bioland ofrece otras alternativas: si se destinara menor superficie de cultivo a la producción de agrocombustibles, podrían liberarse 1,77 millones de hectáreas. Si los consumidores optimizaran sus compras y redujeran a la mitad sus desechos alimentarios, el cultivo ecológico podría contar con otras 1,7 millones de hectáreas. Otras 900.000 podrían liberarse, según Bioland, si Alemania eliminara sus excedentes de exportación de leche y carne.

La conversión completa a la agricultura ecológica contaría, además, con un efecto secundario muy beneficioso: los gases de efecto invernadero que provoca la agricultura quedarían reducidos un 30%. Los agricultores son los causantes del 13% a 16% del total de las emisiones del país.

Extracto del artículo del diario alemán Badische Zeitung “Wie Deutschland Ökoland werden kann”.

La Asociación General de Consumidores, ASGECO Confederación, resalta el comportamiento paradójico de los consumidores españoles con el medio ambiente

La Asociación General de Consumidores, ASGECO Confederación, resalta los resultados ambivalentes de la primera “Encuesta de Hogares y Medio Ambiente” publicada por el Instituto Nacional de Estadística, y realizada entre abril y septiembre 2008 en más de 27.000 hogares de toda España. Esta encuesta demuestra que la sensibilidad medio-ambiental de las familias aunque crece claramente, no se traslada en la misma proporción a los hábitos de consumo.

Las acciones de sensibilización siguen siendo necesarias para incrementar el conocimiento de los consumidores sobre nociones como el ciclo de vida de los productos y el consumo sostenible, teniendo en cuenta que la concienciación aumenta con el nivel de ingresos y el nivel de estudios, y que las mujeres se preocupan mas que los hombres.

Esta encuesta resalta también el necesario aumento y la diversificación de las ofertas de servicios o productos medio-ambientalmente responsables, ya sean de iniciativa pública o privada.

La Asociación General de Consumidores, ASGECO Confederación, reclama el incremento de las acciones conjuntas de todos los agentes involucrados, administraciones públicas, empresas y sociedad civil, para conseguir una mayor concienciación y movilización de los hogares españoles a favor de un consumo sostenible.

ASGECO Confederación resalta muchas contradicciones entre el 96,4% de ciudadanos que aceptarían tomar determinadas medidas para la protección del medio ambiente y el 4,4% de los hogares que tienen en cuenta las emisiones de CO2 a la hora de comprar un coche. Estas cifras demuestran que si crece claramente la sensibilidad medio-ambiental de las familias (el 76,9% manifiesta estar muy preocupado por el medio ambiente y el 59,2% ha tenido conocimiento de alguna campaña para su protección), su traslado a los hábitos de consumo no esta siendo suficiente.

Si los gestos de ahorro de agua (en el 96,9% de los hogares), separación de residuos o el uso de bombillas de bajo consumo (67,1%) se generalizan, al mismo tiempo muchos españoles siguen sin conocer el coste energético real de los electrodomésticos (más del 35% dice desconocer la calificación energética de sus electrodomésticos) o de los coches. Las acciones de sensibilización tienen que incrementar el conocimiento de los consumidores sobre nociones como el ciclo de vida de los productos y el consumo sostenible, teniendo en cuenta que la concienciación aumenta con el nivel de ingreso y el nivel de estudios, y que las mujeres se preocupan mas que los hombres.

En la separación de residuos influye no sólo la predisposición de los hogares a la eliminación selectiva de residuos, sino también la infraestructura disponible y su proximidad. De la misma manera, el 32,4% de los entrevistados usan su vehiculo privado por falta de una oferta alternativa de transporte público. Estas consideraciones, que se pueden generalizar a muchos otros campos, resaltan cómo deben también incrementarse y diversificarse de manera notable las ofertas de servicios o productos medio-ambientalmente responsables, ya sean de iniciativa pública o privada.

La Asociación General de Consumidores, ASGECO Confederación, que desarrolla desde años campañas de sensibilización a la eficiencia energética y da consejos prácticos para ahorrar energía, reclama el incremento de las acciones conjuntas de todos los agentes involucrados, administraciones públicas, empresas y sociedad civil, para conseguir una mayor concienciación y movilización de los hogares españoles a favor de un consumo sostenible.

Recibida de ASGECO Confederación el 09-02-2010 a las 04:02

Publicada en Ania, agencia de noticias de información alternativa

http://ania.urcm.net/spip.php?article31224

Greenpeace denuncia "la depredación ambiental" de las empresas españolas en América Latina

"El pais", Articulo escrito por Rafael Méndez, 01/10/09

La organización ecologista Greenpeace ha denunciado este jueves "la depredación ambiental" que las empresas españolas practican en América Latina. La responsable de Campañas de Greenpeace, Mabel González, ha denunciado que "tras la imagen responsable y sostenible que las multinacionales españolas venden en España, se esconde una realidad muy distinta" si actúan en el exterior. El informe titulado Los nuevos conquistadores. Multinacionales españolas en América Latina analiza "de forma no exhaustiva" la actuación de multinacionales energéticas y hoteleras en el continente y cita 43 casos, desde los hoteles en México a la explotación de la pesca en Chile pasando por las perforaciones petrolíferas en la Amazonia.

La organización ecologista señala como ejemplo la intención de la eléctrica Endesa de construir cuatro presas en la Patagonia chilena que, según Greenpeace, supondrían "la extinción de mamíferos animales con un impacto destructivo en una de las últimas zonas vírgenes del planeta". Este diario ha intentado, sin éxito, obtener la versión de Endesa.

Otro de los ejemplos que pone Greenpeace es el de Repsol en Ecuador, al que acusa de contaminar el parque natural de Yasuní, en la Amazonia. Una portavoz de la petrolera española ha respondido en un correo electrónico que "desde los años 90, Repsol ha sido una empresa de petróleo y gas pionera en poner atención también en minimizar los impactos ambientales" y que actualmente es "una de las compañías petroleras del mundo con prácticas ambientales más avanzadas", pero sin entrar en los detalles del informe. Greenpeace critica que Repsol utilice "un oleoducto de 500 kilómetros que ha tenido vertidos por negligencias" cuya "evaluación ambiental se tramitó en dos meses y ya después de haber firmado el contrato de construcción". La petrolera posee un 25% del oleoducto que llega hasta el Pacífico.

Los ecologistas mencionan también en el texto, de 108 páginas, los planes de Unión Fenosa e Iberdrola por planear centrales contaminantes de carbón en Guatemala mientras en Europa su apuesta por las renovables es mayor. Los ecologistas admiten que las empresas locales o de otros países no son mejores que las españolas. "La actividad de Repsol no es distinta a la de Shell o a la de Exxon", ha admitido Mario Rodríguez, portavoz de la ONG.

El informe también señala a las empresas hoteleras en México y cómo están destruyendo el manglar en el país norteamericano. "Los hoteleros destruyeron la costa mediterránea española y ahora exportan ese modelo al Caribe. Allí arrasan el manglar y dejan muy pocos recursos en las comunidades locales Eso es lo que no nos cuentan de la Riviera Maya. Lo que no quieren que veamos", ha afirmado González en rueda de prensa. El informe señala a Riu, Sol Meliá y como ejemplo cita un hotel de la cadena NH en el estado de Quintana Roo, cerca de Cancún, construido en 2006 en un manglar. Los ecologistas piden a la embajada española que no defienda a estas empresas, ya que "empeoran la imagen de el país" e insisten en que "no defienden los intereses de España sino de sus accionistas".

Fuentes de NH alegan que el manglar en el que se encuentra el hotel "fue arrasado por el huracán Wilma y por una sequía previa" y recuerdan que la cadena sólo posee el 20% del complejo, de 550 habitaciones. Además, han añadido que el hotel cumple la normativa ambiental de México y que su aprobación estaba vinculada a un plan para reforestar 18.000 hectáreas.

En julio pasado, un informe del Observatorio de Multinacionales en América Latina, de la ONG Paz con Dignidad, concluyó que las multinacionales españolas sólo invierten el 1,2% de sus beneficios en responsabilidad social en la región pese a que "entre 2004 y 2007 "el incremento medio de la inversión en Responsabilidad Social Corporativa en América Latina fue del 56%, mientras los beneficios empresariales registraron un alza del 156%".

El cultivo de transgénicos llevará a la ruina a pueblos originarios

Angélica Enciso L.
La jornada, 7 de Abril 2009

La contaminación transgénica del maíz hiere la identidad de los pueblos mesoamericanos, atenta contra 10 mil años de agricultura, representa un “ataque frontal contra los pueblos originarios y campesinos y viola sus derechos”, señaló la Red en Defensa del Maíz en un pronunciamiento sobre la autorización que ha dado el gobierno federal para que se cultiven esos productos.

El pasado 6 de marzo, en un decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, se dio luz verde al cultivo experimental de transgénicos, después de lo cual se prevé que se otorgarán permisos comerciales. Ese hecho es “un crimen histórico contra los pueblos del maíz, la biodiversidad y la soberanía alimentaria”, manifestó la red, que agrupa a organizaciones y comunidades indígenas y campesinas, ambientales, de educación popular, de base, comunidades eclesiales, grupos de productores e integrantes de movimientos urbanos, académicos y científicos.

Recordó que México es centro de origen y diversidad de ese grano. Hasta el momento, explicó, se han reconocido 59 razas y miles de variedades, las cuales serán “contaminadas”. Subrayó que han sido los pueblos indígenas y campesinos “los que han creado y mantienen el tesoro genético del maíz, uno de los principales cultivos de los que dependen la alimentación humana y animal en el planeta”.

El impacto en la salud

Frente al hecho de que esa semilla es alimento básico de los mexicanos, no se ha evaluado el consumo cotidiano y en grandes cantidades de transgénicos. “Hay estudios científicos que, analizando un consumo menor, reportan alergias y otros impactos en la salud humana y de los animales alimentados con organismos genéticamente modificados”, aseveró.

Esos productos, continuó, no sirven para la agricultura campesina ni para la orgánica, “pero irremediablemente contaminarán las variedades nativas y criollas. Además, son una amenaza para la producción orgánica, que perderá su nicho de mercado”.

Cabe recordar que la contaminación transgénica, cuyos primeros casos se presentaron en 2001 en la sierra Norte de Oaxaca y en Puebla, fue corroborada el año pasado en un estudio del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México, el cual también reveló que es imposible la coexistencia entre cultivos tradicionales y genéticamente modificados, ya que los primeros terminarán afectados. La infección, sostiene, también se da en almacenes, transportes e industrias.

La red asentó que todas las semillas transgénicas se encuentran patentadas y controladas por seis multinacionales: Monsanto, Syngenta, DuPont, Dow, Bayer y Basf. Esto provoca “una dependencia absoluta de los campesinos y agricultores hacia esas multinacionales, y criminalizan a las víctimas de contaminación”.

Aunado a ello, las variedades del grano genéticamente modificado que se propone sembrar en el país no resuelven los problemas de la agricultura mexicana. Son más caras y no aumentan los rendimientos, los cuales a veces disminuyen, a menos que exista una fuerte incidencia de plagas, que no son frecuentes en México. Además se utilizan más plaguicidas, pues emiten la toxina Bt de manera constante, generando resistencia y plagas secundarias que deben controlase con otros químicos.

Advirtió: “no permitiremos que se pierdan nuestras semillas y que se contaminen por transgenes. No acataremos leyes injustas que criminalizan los granos y la vida campesina. Seguiremos cuidando el maíz y la vida de los pueblos”.

Responsabilizaron de las pérdidas y daños a ese grano mexicano a las corporaciones productoras de transgénicos; al Poder Legislativo –que aprobó la Ley de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados en favor de dichas empresas–, al gobierno federal y a la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados, que son los responsables de las medidas finales para eliminar toda protección legal al maíz.

Expresaron su rechazo el monitoreo gubernamental de las milpas campesinas, porque es un pretexto para eliminar las semillas campesinas. Llamaron a la población a exigir que todos los alimentos que se consumen diariamente garanticen estar libres de transgénicos, y a todas las comunidades y pueblos indígenas a defender los granos nativos y a continuar sembrando, guardando, intercambiando y distribuyendo sus semillas, así como a ejercer el derecho sobre sus territorios e impedir la siembra de maíz genéticamente modificado.

También demandaron que organizaciones internacionales expresen su condena al gobierno mexicano por esa violación a los derechos ancestrales de los campesinos.

 

Motines del Hambre

Motines del Hambre

MOTINES DEL HAMBRE

LE MONDE DIPLOMATIQUE, POR IGNACIO RAMONET

MAYO 08

 

 

Ya son más de treinta y siete los países en los que la inseguridad alimentaria ha provocado protestas. Las primeras tuvieron lugar en México el año pasado por el aumento exagerado del precio del maíz. También en Myanmar (antigua Birmania) la insurrección de los monjes, en septiembre de 2007, comenzó por manifestaciones de descontento contra la carestía de los alimentos. Y en las últimas semanas hemos asistido a tumultos en diversas ciudades de Egipto, Marruecos, Haití, Filipinas, Indonesia, Pakistán, Bangladés, Malasia y sobre todo de África Occidental (Senegal, Costa de Marfil, Camerún y Burkina Faso)

Son rebeliones de los más pobres y limitadas al ámbito urbano. El campesinado, por el momento, no se ha amotinado, y las clases medias no se han sumado al alboroto. Pero lo harán si los precios de la comida siguen aumentando. Y éstos subirán pues lo paradójico de la situación es que nunca la producción agrícola había sido tan abundante. O sea que la carestía actual no se debe a la penuria, sino a otros factores. Habrá pues nuevos amotinamientos por hambre y durante un largo periodo. Que se traducirán por nuevas oleadas de emigración. Pues la comida representa hasta el 75% de los ingresos de las familias de países pobres, contra un 15% en los países ricos.

Para prevenir las próximas algaradas, algunos Gobiernos ya han multiplicado las medidas: Kazajistán ha suspendido todas sus exportaciones de trigo, Indonesia ha decidido limitar las de arroz, Filipinas ha declarado la guerra a los especuladores, y Argentina, Vietnam y Rusia han restringido sus ventas de trigo, arroz y soja al extranjero.

Pero los precios siguen en alza. Desde marzo de 2007, el valor de los productos lácteos ha subido un 80%, el de la soja un 87%, y el del trigo, un 130%. El Banco Mundial, que no está exento de responsabilidad afirma que estos aumentos han empujado al abismo de la miseria a más de cien millones de habitantes de los países pobres. Y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola estima que por cada aumento de 1% del coste de los alimentos de base, 16 millones de personas se ven sumergidas en la inseguridad alimentaria. Lo cual significa que 1.200 millones de seres humanos podrían padecer hambre crónica de aquí a 2025.

¿Por qué aumentan los precios de la comida? Esencialmente, por cuatro razones. Primero porque la elevación del nivel de vida de países como China, la India y Brasil ha modificado los hábitos alimentarios. Se consume más carne, luego hay que criar más ganado. El cual consume una parte importante de las cosechas de cereales. Las nuevas clases medias comen más veces a la semana carne de pollo y de cerdo, y estos animales se nutren a base de soja y de maíz. Como la población mundial va a seguir creciendo y el poder adquisitivo de muchas personas va a continuar elevándose, se producirá un cambio estructural. El ecologista Lester Brown lo anuncia: "Cuando los chinos consuman tanta carne como los estadounidenses, absorberán el 50% de los cereales del mundo".

Segundo, porque una parte de la producción alimentaria (caña de azúcar, girasol, colza, trigo, remolacha) se destina ahora a la producción de agrocarburantes. Las tierras y los cultivos que se dedican a esa actividad ya no dan alimentos para los seres humanos. Y esto también se va a agravar. La Unión Europea ha decidido que un 10% del total de hidrocarburos consumidos de aquí a 2020 deben ser agrocarburantes. Y el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, pide que sea un 15%, de aquí a 2017. A tal punto que países con déficit alimentario como Senegal o Indonesia han resuelto producir agrocarburantes en vez de vegetales comestibles. Responsable en parte de esta situación, el Fondo Monetario Internacional afirma que entre un 20% y un 50% de las cosechas mundiales de maíz y de colza ya están siendo desviadas para elaborar carburantes.

Tercero, porque el estallido de los precios del petróleo -por encima de 115 dólares el barril- encarece el coste de los transportes, en particular el del traslado de los artículos del agro y por consiguiente el valor de los alimentos.

Cuarto, por efecto de la especulación financiera. Huyendo de la crisis de los subprime , los fondos de inversiones apuestan en este momento por los productos alimentarios: soja, trigo, arroz, maíz. Son valores refugio. Los fondos compran y almacenan apostando por el alza. Como los acaparadores de siempre, los nuevos especuladores no dudan en enriquecerse con las hambrunas que ellos mismos contribuyen a crear. Se estima que la especulacion está causando un 10% de las subidas de los alimentos.

Los países ricos se comprometieron hace tiempo a consagrar el 0,7% de su Producto Interior Bruto al apoyo de los países pobres. Muy pocos han cumplido esa promesa. En su conjunto, el año pasado la ayuda disminuyó un 8,4%. ¡Y la asistencia a la agricultura de los Estados del Sur bajó, en los últimos veinte años, un 50%! ¿Cómo extrañarse de la proliferación de los motines? ¿A qué se espera para crear, por fin, un gran Fondo Mundial contra el Hambre?
Para más información os dejo el enlace de la página de Le Monde Diplomatique: http://www.monde-diplomatique.es/isum/Main?ISUM_Portal=1

 

Grilletes de esclavitud

Gustavo Duch
Veterinarios Sin Fronteras

"El correo Vasco"

Analizar la crisis alimentaria como un problema de aumento de precios nos ha permitido desvelar los efectos de la liberalización del comercio agrícola, la especulación que se hace en la Bolsa con la comida, el papel de los agrocombustibles, etcétera. Si ahora analizamos la crisis como el incremento en más de 100 millones del número de personas con graves dificultades para adquirir alimentos a estos nuevos precios, advertiremos que, mayoritariamente, las personas que no pueden acceder a los alimentos son pequeñas y pequeños agricultores sin ningún tipo de apoyo y que cosechan en tierras muy poco productivas, jornaleras y jornaleros contratados con salarios de miseria en grandes fincas dedicadas a la agroexportación o familias campesinas, ahora en suburbios urbanos, expulsadas de sus tierras por la avidez del control y la concentración de las tierras. Es la gran paradoja de esta crisis: pasan hambre las y los productores de alimentos.

No tenemos un problema de abastecimiento ni de productividad sino una desestructuración del mundo rural y la vida campesina que empezó en los años
40 tras la Segunda Guerra Mundial, y que continuó en los 60 con la implantación de la llamada revolución verde. Éste programa sustentado por un paquete tecnológico previsto para aumentar la productividad agrícola (semillas mejoradas, uso de fertilizantes, pesticidas) estaba en realidad «promoviendo las tecnologías y los modelos comerciales que sirven a los intereses de las multinacionales estadounidenses y destruyen la seguridad alimentaria de los agricultores. Frente a la opción de desarrollar una agricultura ecológica, autónoma e independiente de los pueblos, la maquinaria estadounidense (Gobierno de EE UU, Fundación Rockefeller y Fundación Ford) diseñó otro modelo agrícola, extendido y vigente actualmente en todo el mundo, que no se basaba en la cooperación con la naturaleza sino en su conquista», como explica la activista india Vandana Shiva.

La revolución verde, sin ningún respeto por el medio ambiente, permitió incrementar la productividad de los monocultivos, no la productividad de alimentos diversos y variados. Generó una gran dependencia de créditos (inicialmente facilitados por el Banco Mundial y que hoy engrosan la deuda externa) para la compra de fertilizantes y pesticidas químicos, obligó a la concentración de tierras y destruyó la diversidad agrícola que había sido siempre garantía de seguridad alimentaria. En definitiva, y como ocurre ahora, se pensó en productividad (elegante eufemismo de negocio) no en quién produce. Lo que nos debería preocupar es que las consecuencias que derivaron entonces, por ejemplo, en India pueden repetirse ahora en cualquier punto del planeta. La revolución verde en India contribuyó a provocar el movimiento extremista y el terrorismo en Punjab que se cobró la vida de más de 30.000 personas, y todavía hoy decenas de miles de productores (fundamentalmente de algodón transgénico) se suicidan cada año por no poder realizar el pago de la deuda contraída para comprar la semilla y los insumos que la acompañan. En palabras de la All Sikh Convention, «Si los bien merecidos ingresos de la gente o los recursos naturales de cualquier nación o región son saqueados por la fuerza; si los bienes que producen se pagan a precios establecidos arbitrariamente mientras los bienes que compran se venden a precios más altos y, llevando este proceso de explotación económica a su conclusión lógica, se pierden los derechos humanos de una nación, una región o un pueblo, entonces la gente se sentirá como se sienten hoy los sikhs, con los grilletes de la esclavitud».

La revolución verde y políticas agrarias encaminadas hacia la exportación, la liberalización del comercio agrícola y la transformación de la alimentación (un derecho humano) en un negocio especulativo son responsables de la crisis en el campo y también de que millones de seres humanos del medio rural no puedan acceder a los alimentos. En algunos países, como Haití, ya se han rebelado contra estos grilletes de la esclavitud. Conocer la historia, las injusticias de algunas políticas, nos permite entender las raíces de la violencia y cómo prevenirla.

 

Honda saca al mercado el primer coche de hidrógeno

Honda saca al mercado el primer coche de hidrógeno

El FCX Clarity emite vapor de agua y comenzará a rodar en EE UU el próximo mes.- Sólo se fabricarán 200 unidades hasta 2010 y se ofrecerán en alquiler

 

ELPAÍS.com - Madrid - 16/06/2008

 

Se llama FCX Clarity y Honda comenzará a comercializarlo el próximo mes de julio como el primer vehículo de hidrógeno con cero emisiones a la atmósfera. El coche, de cuatro plazas, funciona con una pila de combustible y de su tubo de escape sólo sale vapor.

Honda no pondrá el vehículo a la venta, sino que lo alquilará. El precio será, para un arrendamiento de tres años, de unos 600 dólares mensuales (390 euros). Aunque la cifra no parece excesiva, sólo unos pocos podrán beneficiarse, porque en el horizonte de la compañía japonesa sólo figura la fabricación de 200 de estos vehículos entre 2008 y 2010.

Eso sí, lo primeros estarán listos en el próximo mes. Los FCX Clarity comenzarán a rodar por las carretas del sureste de California (EE UU) en julio y, antes de finales de año, Honda espera comercializarlos también en Japón.

El motivo de su tímida expansión geográfica hay que buscarlo en la escasez de estaciones de repuesto de hidrógeno. Cuestión de hábitat: el FCX Clarity necesita hidrógeno para alimentar su pila de combustible y que ésta produzca electricidad. Por eso Honda ha buscado una zona bien abastecida de gasolineras de hidrógeno, como el sureste de California, para iniciar la comercialización de su coche de emisiones cero.

Jamie Lee Curtis, entre las primeras en recibirlo

De momento, la falta de impacto cuantitativo se suplirá con el impacto mediático. Honda ha anunciado que una de las primeras personas en recibir su FCX Clarity será la actriz Jamie Lee Curtis (Un pez llamado Wanda, Mentiras Arriesgadas). Y en la presentación del vehículo en Japón no faltó, junto al presidente de la compañía, Takeo Fukui, la actriz canadiense Laura Harris, a la que se ha podido ver en España en series como 24, CSI o Expediente X.

El FCX Clarity es tres veces más eficaz en su consumo de combustible que un coche convencional según cálculos de la compañía, que ha instalado en Japón la primera cadena de montaje para vehículos con pila de combustible.

El vicepresidente de Honda América, John Mendel, ha dicho que se ha dado un "paso gigantesco" para la introducción en el mercado de los coches de hidrógeno. Aunque quizá el paso es demasiado gigantesco. De momento, la principal apuesta de los fabricantes de automóviles para minimizar los costes económicos y ecológicos del petróleo son los coches híbridos (que combinan electricidad y gasoil) y en algunas compañías, como Toyota, han reconocido que la producción de baterías no es suficiente para hacer frente a la demanda de vehículos ecológicos.

 

 

 

Proponen construir islas artificiales que extraigan energía de los mares

Proponen construir islas artificiales que extraigan energía de los mares

Diseño arquitectónico de una isla energética (Foto: Energyisland)

Actualizado miércoles 09/01/2008 02:41 (CET)

 

EDUARDO SUÁREZ

LONDRES.- Entre el retruécano y la paradoja, la solución al calentamiento global podría brotar de las tórridas aguas del Trópico si cuaja el proyecto futurista de Alex y Dominic Michaelis. Se trata de crear una especie de islas energéticas, centrales dedicadas a la producción de electricidad en medio del océano.

El sistema es sencillo: aprovechar la diferencia de temperatura entre el agua de la superficie marina –que en algunos lugares alcanza los 29º- y la de las profundidades –alrededor de 5º- para crear un ciclo virtuoso que haga brotar energía del fondo del mar casi literalmente.

El sistema lo han bautizado sus creadores como OTEC y es como una nevera pero al revés. Funciona en dos versiones. La primera es un ciclo cerrado y consiste en usar el aguar caliente de la superficie para calentar amoniaco, un material que hierve a una temperatura muy baja. El vapor del amoniaco mueve una turbina que produce electricidad y baja a las profundidades, donde se enfría al contacto con el agua, recupera su estado líquido y todo vuelve a empezar.

La segunda versión del hallazgo es todavía más jugosa pues añade a la primera el beneficio de producir agua desalada. El agua caliente se introduce en una cámara de evaporación, desde la cual pasa a mover la turbina y baja a las profundidades sin sal y lista para el consumo humano.

Por si fuera poco, utilizando las propiedades ’mágicas’ de la electrólisis, podría producir combustible de hidrógeno, poco útil por el momento pero saludado por muchos como la materia prima energética del futuro.

Hasta aquí lo más novedoso de la isla, pero en este proyecto, como en el cerdo, se aprovecha todo. Habrá paneles solares para aprovechar el buen tiempo y molinos de viento para succionar la brisa. Incluso turbinas subacuáticas para sumar a la producción energética de la isla la nada desdeñable fuerza de las mareas.

El resultado de esta suma de esfuerzos es una central eléctrica que produciría unos 250 megawatios. La isla sería completamente autosuficiente y podría expender de rebote 300 millones de litros de agua potable todos los días.

Candidato al premio ’Virgin Earth’

Según los autores del proyecto, serían necesarias 50.000 islas de esta naturaleza para satisfacer las actuales necesidades energéticas. "Si consideramos que hoy estamos luchando para encontrara una nueva forma limpia de energía", ha dicho en ’The Guardian’ Alex Michaelis, "miremos a la II Guerra Mundial como ejemplo. Entonces se construyeron 20.300 Spitfires, así que 50.000 plantas de este tipo es un número razonable".

El proyecto presenta su candidatura al galardón ’Virgin Earth’, que el magnate británico Richard Branson ha lanzado para premiar la iniciativa más importante contra el calentamiento global. El reconocimiento tiene una cuantía de 25 millones de dólares, unos 16 millones de euros, y en el jurado se hallan científicos de prestigio como James Lovelock.

En realidad, la idea de utilizar la diferencia de temperatura de las aguas tropicales para crear energía no es nueva. Probó suerte con ella el inventor francés Georges Claude en la bahía cubana de Matanzas, pero fracasó. Se le rompieron dos tuberías y apenas produjo 22.000 watios.

La experiencia confirmó que sus cálculos funcionaban, pero la tecnología no era lo suficientemente avanzada para que dieran fruto. Unos años después, encontró en Brasil una nueva utilidad para su nuevo invento: la producción de hielo, un objeto de lujo en aquella época y en aquellas latitudes, pero el barco en el que hacía el agosto fue dañado por una tormenta y Claude nunca retomó su sueño.

Precisamente, Brasil es uno de los países con mayor potencial para llevar a cabo nuevo proyecto. Los otros dos son China e India. Los tres están situados en el cinturón tropical, donde podrían instalarse las islas, y los tres tienen en común que son los países donde más se disparará el consumo energético en los próximos años.

Vertedero y cáncer, ¿algo que ver?

Vertedero y cáncer, ¿algo que ver?

DENUNCIA | EL ALARMANTE INFORME DE GREENPEACE

 

 

El vergel descrito en ’Platero y Yo’ es hoy un basurero, dicen, con polonio 210, la sustancia con la que fue envenenado el espía ruso Litvinenko. El periodista recorre este siniestro lugar de Huelva, la provincia con más casos de cáncer en España

 

«Como hemos venido a la capital, he querido que Platero vea el vergel...», Platero y Yo, Juan Ramón Jiménez.

«¡Ya puedes tirar esos zapatos! Pero no en la basura. Busca un cementerio nuclear que es donde debería estar toda esta tierra...». Me quedo clavado en el sitio ante la advertencia. Miro hacia abajo y veo mi calzado desnudo, sin las fundas protectoras con las que comencé la caminada. Ahora están completamente manchados de este polvo blanco y brillante que lo cubre todo. Ese polvo que cubre el vergel que el escritor quiso enseñar a su adorado burro...

Mis interlocutores -Francisco Ferreras, de Ecologistas en Acción, y Aurelio González, de Greenpeace- todavía no saben que el mono blanco que me han dejado para visitar el vertedero tiene la cremallera rota. No quiero alarmarles más. Ya evité ponerme los guantes con la excusa de que no podía escribir en mi libreta. Y hay que sacar las fotos.

«¿Estáis seguros de que es para tanto?», pregunto preocupado. Cuando se trata de protegerse de un enemigo invisible como la radiactividad, a menos de 200 metros de las casas donde la gente vive como si no pasara nada, con este paisaje lunar a nuestras espaldas y respirando a través de esta máscara, no queda menos que preguntarse si el mundo se ha vuelto definitivamente loco.

«Con diez minutos al día que pases aquí el riesgo de contraer un cáncer se multiplica por infinito. Esto es un cementerio radiactivo sin catalogar, donde los niños vienen a montar en bicicleta y los mayores a correr porque ni siquiera está vallado para no alarmar a la población. Estamos en el sitio más contaminado de España y, casi, de Europa Occidental», añade cáustico Aurelio.

Su contundencia verbal nos centra en la razón de nuestra visita a las marismas de Huelva. O, mejor dicho, a lo que queda de ellas. «Mira Platero como han puesto el río entre minas, el mal corazón y el padrastreo...». La semana pasada, expertos del laboratorio francés Criidad confirmaron en un informe elaborado para Greenpeace la «gravedad del problema radiactivo» generado por la empresa Fertiberia en las Marismas de Huelva, a causa de sus vertidos de fosfoyesos.

El responsable del laboratorio, Bruno Chareyon, advirtió de los riesgos que implica la presencia de sustancias cancerígenas como el polonio 210 -sustancia con la que fue envenenado el ex espía ruso Alexander Litvinenko-, el radón 222 o el radio 226. El informe del Criiad será enviado por Greenpeace al Parlamento Europeo, que tramita una queja registrada por esta organización sobre la lamentable situación que atraviesan las marismas.

De momento, la Comisión Europea ha iniciado una investigación. Y la vieja batalla entre ecologistas y las todopoderosas empresas químicas de la ciudad andaluza se ha recrudecido. Sobre todo desde que en el último mapa sobre la incidencia del cáncer en España -elaborado por el Instituto de Salud Carlos III-, Huelva aparece como la ciudad con más casos por habitante -un 10% en los hombres y un 6% en las mujeres-, con una incidencia hasta un 25% superior a la media nacional en los de pulmón. Sin embargo nadie ha establecido todavía la relación causa-efecto entre la contaminación y la enfermedad.

De la mano de los ecologistas accedemos a acompañarles en una medición con un contador geiger homologado. Fuera del vertedero, el aparato marca 0,015 milirems mientras que en el borde de la montaña de residuos sube hasta 0,750. «Esto es unas 60 veces más de lo máximo permitido. Y tenemos mediciones que duplican esa cantidad. Es una barbaridad. ¿Entiendes ahora porqué hemos venido con estos trajes?», explica el hombre desde el fondo de su máscara.

Milirems, fosfoyesos, radiación gamma, Polonio... Aun siendo conscientes de que, según nuestros guías, acabamos de someternos a una radiación brutal, la experiencia nos dice que por cada informe que una organización ecologista hace sobre una presunta contaminación -en este caso lo de presunta casi sobra- los gobiernos o empresas consiguen otros donde se demuestra todo lo contrario.

 

ESCÁNDALO

 

«Entonces, ¿quién nos dice la verdad?», se quejaba con razón Charo, la presidenta de la Asociación de Masectomizadas Santa Agueda, en un programa de televisión. «La población de Huelva vive en uno de los entornos ambientales más contaminados del mundo. Sus aguas, aire y suelos sobrepasan los niveles máximos de polución recomendados por la Organización Mundial de la Salud», asegura Julio Barea, responsable de la Campaña de Aguas de Greenpeace.

El fosfoyeso en un residuo resultante de tratar una roca, la fosforita, con ácido sulfúrico para conseguir fertilizantes agrícolas. La fosforita tiene en su composición metales pesados como arsénico, plomo, mercurio y cadmio que se quedan en esos residuos almacenados en las marismas de Huelva, a las afueras de la ciudad, desde hace más de cuatro décadas.

Según los informes de Greenpeace, la concentración media de uranio en el fosfoyeso es cinco veces mayor que la de un suelo no contaminado. Y la de los otros elementos -Radio, Polonio, etc.- puede ser entre 20 y 30 veces superior.

Las empresas Fertiberia -propiedad de Juan Miguel Villar Mir, que a punto estuvo de ser presidente del Real Madrid-, y Foret, han vertido desde 1968 más de 120 millones de toneladas de fosfoyesos en las 1.200 hectáreas de marismas -más que la superficie de la ciudad- que les concedió el gobierno franquista. Desde la primera, y más grande -1.800 empleos directos- se defienden con un arsenal de informes: «Tenemos dos del CSIC, otros tantos de las Universidades de Huelva y Sevilla más uno del Consejo de Seguridad Nuclear, CSN, donde se dice que los niveles de contaminación están por debajo de lo tolerable. Y, que yo sepa, el señor que ha hecho ese informe para Greenpeace no es una eminencia internacional. Entonces, tenemos muy claro a quién hacer caso: los organismos oficiales españoles», afirma Roberto Ibáñez, responsable de la planta de Fertiberia en Huelva.

En cualquier caso, el resultado de estos vertidos, radiactivos o no, es un paisaje lunar que ha acabado con un espacio natural de gran valor ecológico. El impacto paisajístico en los mismos lugares donde Colón emprendió la aventura del nuevo mundo -Palos, Moguer, el Monasterio de la Rábida- es enorme. La pesca y el marisqueo están prohibidos -«Y menos mal, Platero, que con el asco de los ricos, comen los pobres la pesca miserable de hoy...»- y en toda la ciudad huele a cualquier cosa menos a mar. Es probable, según la Sociedad Española de Neumología, que ese aire, con partículas en suspensión cargadas de azufre y óxidos nítricos, sea el causante de que Huelva registre los mayores índices de asma del país.

«El llamado polo químico de Huelva tiene 16 empresas, a cada cual más contaminante. Hay refinerías, centrales térmicas, fábricas de cloro, papeleras, depósitos de gas, ácido sulfúrico... La mayoría se hacina en la Avenida Francisco Montenegro. Donde antes había varios balnearios. Hoy está prohibido el baño», asegura Juan Manuel Buendía, arquitecto y portavoz de la Mesa por la Ría, la plataforma ciudadana creada contra estas empresas.

 

’LOBBY’ ECONOMICO

 

El peso económico de este conglomerado industrial es fundamental para entender el miedo de los onubenses a protestar por esta degradación ambiental. Estas empresas dan empleo a 16.000 familias, lo que equivale a decir que la mitad de la población de la ciudad -150.000 personas- depende del Polo Químico. Su aportación a la economía onubense es de casi 1.000 millones de euros sólo en salarios.

El simple hecho de nombrar la siglas de la todopoderosa Asociación de Industrias Químicas y Básicas, AIQB, en cualquier bar de Huelva provoca un espeso silencio. Y hasta los sindicatos, UGT por ejemplo, ponen el grito en el cielo cuando se alerta sobre el supuesto riesgo hacia la salud laboral que supone para sus afiliados trabajar en estas empresas.

«El auténtico miedo es no tener trabajo. Echa un vistazo a los periódicos para ver quién manda en la ciudad. Todos los días aparecen noticias de estas empresas anunciando sus obras sociales. Desde asociaciones de vecinos hasta de ancianos reciben dinero de ellos», asegura el portavoz de la Mesa por la Ría.

Pérez Cubillas es el nombre del barrio de Huelva que más cerca está del vertedero. «Lo peor son los días

de lluvia. Y cuando sopla fuerte el viento de Levante, casi no podemos respirar. Te empieza a picar la garganta y los niños tosen mucho. Cuando llegué aquí, y veía el vertedero desde mi ventana, creía que eran unas salinas. Hay mucha gente que todavía piensa así», afirma Mari Carmen, vecina del barrio, y cuya madre murió hace seis meses de un cáncer de pulmón.

Precisamente, es la repercusión para la salud lo que empieza a hacer mella en la población. Pocos se creen los datos de los paneles que el Ayuntamiento colocó en las calles de Huelva para informar sobre la calidad del aire que respiran. «Los sensores están mal orientados porque no reciben corrientes de aire. Yo tengo cáncer de próstata y mi primo falleció hace 15 años de uno de pulmón. No sé si será por esta contaminación, pero algo interno me dice que sí. Durante décadas recorrimos marismas en canoas, y cada vez nos daba más miedo mojarnos con ese agua. Es difícil encontrar alguna familia en la ciudad que no tenga que contar una desgracia similar», asegura Alfonso Aramburu, uno de los arquitectos decanos de la ciudad.

A pesar de que el Colectivo Ciudadano por la Descontaminación de Huelva ha denunciado una incidencia mayor de esterilidad, abortos, malformaciones de nacimiento y enfermedades endocrinas, ningún organismo sanitario ha realizado un estudio epidemiológico en la ciudad. Tan sólo el endocrino Francisco López Rueda se lanzó a investigar los 725 casos de una enfermedad tiroidea atípica que afectó a la ciudad durante la sequía de 1995. Los resultados indicaron a los PCBs -compuestos organoclorados procedentes de las fábricas- y plaguicidas con altas concentraciones de metales pesados, como los causantes.

Por si fueran pocos los desastres que acechan a la Ría de Huelva, en 1998 se llevaron allí 7.000 toneladas de material contaminado radiactivamente por el accidente de Acerinox, ocurrido aquel año en la Bahía de Algeciras.

Con este panorama, el futuro de la Ría tiene difícil solución. «Si los organismos oficiales dicen que está todo bien nosotros no podemos hacer nada», asegura José Antonio Candela, jefe del Servicio de protección de la Consejería de Medio Ambiente en Huelva. Fertiberia, por su parte, negocia con el Gobierno español -que acaba de ganar un pleito en la Audiencia Nacional- el momento del cierre de sus instalaciones, previsto para 2016. ¿Que pasará entonces con estos residuos?

Puede que los versos de Juan Ramón, donde el Nóbel refleja el estado del río Tinto, ya no tengan arreglo: «Apenas si su agua roja recoge aquí y allá, esta tarde, entre el fango violeta y amarillo, el sol poniente; y por su cauce casi sólo pueden ir barcas de juguete. ¡Que pobreza!»...

JUAN C. DE LA CAL

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un nuevo continente en el Pacífico.

Un nuevo continente en el Pacífico.

POR S. BASCO. MADRID.

30-12-2007 07:54:00

Si Cristóbal Colón se hiciese hoy a la mar con sus tres carabelas en el puerto de Palos y cruzase el Atlántico no se detendría en las costas de América, que ya las descubrió hace 515 años, sino que atravesaría el Canal de Panamá en busca de las Indias, su objetivo inicial. Pero tampoco llegaría hasta allí, porque se toparía con un nuevo continente a medio camino. Se trata de la gran placa de basura del Pacífico, el «séptimo continente», que se está formando entre las costas de Hawai y Norteamérica a base de millones de toneladas de desechos de plástico a la merced de las corrientes oceánicas. En esa región giran en el sentido de las agujas del reloj originando una espiral sin fin, un poderoso vórtice que arremolina los residuos de plástico igual que el viento arremolina los papelillos en un rincón de la plaza.

Esta corriente, el Giro Subtropical del Pacífico Norte, lleva décadas captando desechos plásticos de las costas, amén de los producidos por la navegación, haciéndolos girar y empujándolos lentamente hacia su centro, una región de baja energía cinética de 3,43 millones de kilómetros cuadrados -la tercera parte de Europa, es decir, casi siete veces la extensión de España- en la que se acumulan ya seis toneladas de plástico por cada una de plancton.

La proporción de seis a uno resulta abrumadora, y más si se tiene en cuenta que no se trata sólo de residuos en superficie, ya que la capa de plástico de este vórtice de la basura alcanza en la mayor parte de su inmensa extensión hasta los treinta metros de profundidad.

Un problema poco conocido

La formación del séptimo continente no es un problema nuevo, pero sí su conocimiento. Pese a tratarse de una gigantesca región del océano, es una zona poco transitada por la navegación, ni siquiera los turistas a vela la surcan, en la que no se explota la pesca industrial y apenas hay algunas islas menores desperdigadas. Desde hace una década se suponía que la concentración de plásticos era elevada, y así lo ha denunciado Greenpeace en alguna ocasión, pero la magnitud del problema era desconocida hasta que una organización ecologista de la costa oeste de los Estados Unidos, la Algalita Marine Research Foundation (AMRF), ha hecho públicos estos datos tras una investigación llevada a cabo durante los últimos diez años.

Sobre este inmenso conglomerado de basuras todavía no se puede caminar, como Jesús sobre las aguas, pero rodando el tiempo llegará un día en que se compacte cada vez más, y no es que el nuevo continente quede listo para una recalificación de terrenos, pero la Tierra, o por mejor decir las aguas, tendrán un serio problema añadido.

Diez veces más grande

Por ahora, según datos refrendados por Greenpeace, la región acumula cerca de 3,3 millones de piezas de desechos, de todos los tamaños, por kilómetro cuadrado de superficie oceánica. Puede calcularse que su peso total ronda los 3,5 millones de toneladas, principalmente de plástico. La organización AMRF estima que desde 1997 hasta hoy la placa de basura ha triplicado su tamaño, y proyecta su posible superficie en diez veces más para 2030.

El daño a la vida marina será pronto irreparable, estiman los expertos, ya que los plásticos no son biodegradables -su vida media supera los quinientos años- y, conforme pasa el tiempo, sólo se dividen en piezas cada vez más pequeñas pero que retienen siempre su composición molecular original. Se produce así una ciclópea cantidad de «arena» de plástico que a los animales les parece alimento. Al resultar indigerible y complicado de eliminar, se acumula en los estómagos de peces y aves marinas, que terminan por morir de desnutrición con el estómago repleto de plástico.

Además, los gránulos de este material actúan como esponjas que absorben numerosas toxinas en tasas un millón de veces superiores a la normal, como el DDT (dicloro-difenil-tricloroetano) o PCB (bifenilo policlorinado), muy venenosos ambos. El efecto en cadena puede propagarse en la cadena trófica y afectar incluso al ser humano. Greenpeace ha contabilizado hasta 267 especies marinas altamente afectadas por esta contaminación.

Miles de millones de euros

El problema tendría solución, aun siendo un trabajo digno de Hércules, si no fuese porque nuestra producción de plásticos aumenta a un ritmo exponencial. Sería necesario un radical cambio de hábitos. La tecnología para su eliminación es conocida desde hace milenios: las redes de arrastre. A ello podría dedicarse buena parte de la flota pesquera que ve mermar sus caladeros, sólo que la pesca de estos millones de toneladas de plástico supondría miles de millones de euros.